Comentario
Acerca del origen de Valladolid existen varias hipótesis. Una, atendiendo a la etimología del topónimo, sugiere que la población tiene un origen céltico, pues su nombre sería un compuesto de las palabras latinas "vallis" y "tolitum", es decir "valle de las aguas". Otra hipótesis alude a que el nombre quiere decir "valle de Oid", aludiendo a un antiguo guerrero del lugar.
Algunas opiniones sugieren un origen árabe, etapa durante la que debió llamarse Belad Velad o Ciudad-Wialid. Sea como fuere, la opinión más aceptada es que Valladolid tiene un origen medieval, ya sea árabe o cristiano. Lo cierto es que la población comienza a cobrar importancia a partir del año 1074, cuando es repoblada por el conde Ansúrez, a quien le es entregada por el rey castellano Alfonso VI en agradecimiento a la ayuda prestada en su enfrentamiento contra Sancho II. Ansúrez hizo traer pobladores y mandó edificar un puente, un palacio y varias iglesias, haciendo de la localidad el centro de su señorío.
La importancia de Valladolid fue acrecentándose con el paso del tiempo, condición que viene refrendada por algunos acontecimientos. Así, por ejemplo, en 1217 Fernando III es proclamado aquí rey de Castilla; en 1246 el infante Alfonso -futuro Alfonso X- casa con doña Violante; en 1246 las cortes castellanas se reúnen en Valladolid, otorgando un fuero a la localidad; María de Molina y Sancho IV establecieron en ella su corte, favoreciéndola con privilegios y nuevas construcciones; etc.
Durante los siglos XIV y XV Valladolid se convierte en capital del reino castellano. Cuenta con Universidad desde 1346, año en que el papa Clemente VI, a instancias del rey Alfonso XI, concede a la localidad el privilegio de poder contar con una Universidad Pontificia. Su capitalidad política se ve reforzada con la creación de la Real Audiencia, debida a Juan I.
En 1479 nuevamente el papado favorece a la monarquía castellana y, con ella, a Valladolid. Ese año Sixto IV aprueba la fundación del Colegio de Santa Cruz, que será construido entre 1486 y 1491 por Lorenzo Vázquez de Segovia.
Otros acontecimientos remarcan el importantísimo papel jugado por Valladolid a lo largo de la Historia. Algunos de los más notables fueron, en 1506, la muerte en ella de Cristóbal Colón; el nacimiento en 1527 de Felipe II, monarca que otorgará a la villa el título de ciudad en 1595, o la celebración, el 21 de mayo y el 8 de octubre de 1559, de sendos autos de fe.
Con todo, Valladolid aun habría de sufrir acontecimientos desagradables. El primero fue el traslado a Madrid de la corte, en 1560, lo que supuso un duro golpe económico y el inicio de una cierta decadencia. Por si fuera poco, en 1561 un demoledor incendio de más de 30 horas destruyó más de cuatrocientos edificios, catástrofe paliada en parte por la orden de Felipe II de proceder a la reconstrucción de la ciudad.
La corte volvió a Valladolid en el año 1600, por mandato de Felipe III, manteniéndose hasta el año 1606. Nuevamente la ciudad entra en una lenta decadencia y letargo, del que despertará bruscamente durante la ocupación francesa, al ser elegida para albergar el cuartel general de las tropas de Napoleón.
Durante el siglo XIX Valladolid comienza a resurgir. El impulso de la burguesía industrial y comercial, la llegada del ferrocarril, la construcción del Canal de Castilla y el auge del sector cerealístico hacen de Valladolid una ciudad pujante, de carácter principalmente comercial.
En las décadas finales del siglo XX Valladolid se ve favorecida por su posición central en la cuenca del Duero, engarce entre Madrid y el norte de España. Los planes de desarrollo implementados durante el franquismo favorecen la instalación en Valladolid de industrias como las del aluminio, las de abonos, maderera o automovilística. Actualmente Valladolid es sede del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Junto a los monumentos citados, Valladolid cuenta con otros de gran valor histórico-artístico. La Catedral comenzó a ser construida en 1527 por orden de Carlos I, estando la dirección de las obras encargada a Francisco de Colonia y Rodrigo Gil de Hontañón. Posteriormente las obras continuaron a carego de Juan de Herrera, primero, y de Alberto Churriguera, después, a quien se debe la fachada, concluida en 1729.
Importante es también la iglesia de Santa María la Antigua, de los siglos XIII al XVI; la iglesia de las Angustias, edificada entre 1597 y 1606, o la de San Pablo, obra del siglo XV atribuida a Simón de Colonia. Del siglo XVI son las iglesias de Santiago, el Salvador, San Miguel o la Magdalena. En el siglo XVII se produce la reforma de la de San Martín, aunque se conservó su torre románica del siglo XIII. Esta iglesia conserva en su interior una excelente Piedad de Gregorio Fernández.
Es importante citar también otras iglesias, como las de la Vera Cruz, San Felipe Neri, el Carmen, Descalzas Reales o San Juan de Letrán.
Valladolid también cuenta con notables conventos y monasterios. Destaca el de las Huelgas Reales, fundado por María de Molina en 1282. Otros notables son el de Santa Ana o San Benito el Real. Entre los conventos hay que citar el de los Agustinos Filipinos, el de Portacoeli o el de Santa Catalina.
Sede de la corte durante muchos años, Valladolid cuenta con excelentes palacios: Pimentel, Fabio Nelli, el de los marqueses de Valverde, el arzobispal, el del conde Benavente o el de los Vivero.
Es preciso citar también a su Museo Nacional de Escultura, uno de los mejores en su género, con obras de Gregorio Fernández, Juan de Juni, Alonso Berruguete, Pedro Mena, José de Mora, Francisco Salzillo y Salvador Carmona, entre las esculturas, y cuadros de Gregorio Martínez, Vicente Carducho, Lucas Jordán, Juan Rizi y Francisco Bayeu.
Por último, destacar las casas de tres personajes notables que tuvieron que ver con la ciudad: Colón, Cervantes y Zorrilla.